miércoles, 15 de junio de 2016

Un ruido y un armario. ¿Miedo?

Miedo. Según nuestra querida RAE, este sustantivo abstracto tiene dos acepciones diferentes. La primera habla de "angustia por un riesgo o daño real o imaginario"; la segunda, "recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que se desea". 

¿Cómo ha podido el imaginario colectivo relacionar un ruido y un armario con estas sensaciones? Misterios de la literatura. Misterios en los que todo escritor desea participar. Jugar al engaño, al "escondite". ¿Te atreves a ver qué hay en estos armarios?


VIVA POR UN PELUCHE
Escuché un ruido y me escondí en el armario. Tenía miedo de que una niña de 5 años fuera asesinada por un persona que va por las casas pidiendo limosna por las mañanas y por las noches, asesinando a todos los que no le hayan pagado. Vi como alguien entreabrió la puerta para ver si estaba dormida, menos mal que puse a mi peluche para que creyera que estaba dormida. Le vi sacar unos cuchillos y clavárselos al peluche, mientras tanto yo aproveche y me escapé.
Stanislav Yaruchyk (1º ESO)
Fotograma película Polstergeist (2015)


EL TRISTE PORVENIR
Escuché un ruido y me escondí en el armario pensando que había entrado el dueño de aquella mansión y, al verme, llamaría a la policía. Con todas mis preocupaciones, en ese momento solo faltaba que me llevaran a la cárcel. Pensaba en suicidarme antes de que me encarcelaran, pero me detuve al oír farfullar al dueño sobre dónde estaba su cartera. Después de unos segundos se oyó un fuerte portazo. Con miedo, salí del armario y empecé a buscar todo lo que tuviera de valor aquel hombre. Después sufrí pánico por si tenía cámaras de vigilancia, pero después de inspeccionar la casa me tranquilicé. Iba a salir con mi botín cuando me encontré cara a cara con el ama de casa. Rápidamente saqué la pistola y la maté. Ya está, había emprendido mi camino como delincuente.
Yago Hidalgo Mayorga (2º ESO)

EL OSO
Escuché un ruido y me escondí en un armario. Yo únicamente era un humilde campesino que volvía de trabajar y me encontraba solo en mi cabaña. Total, que me encontraba en la cama y escuché como se abría la puerta chirriando. Tenía tanto miedo que me metí en el armario deprisa y corriendo. Lo peor fue cuando el desconocido entró en la habitación. Oí como se abría la puerta, miré por la mirilla y lo vi. Un oso enorme rebuscaba por todas partes, probablemente en busca de comida. Entonces, abrió la puerta del armario. Grité y salí corriendo. Llegué a una ciudad y allí me quedé a vivir. Unos años más tarde, compré una piel de oso a un mercader y me pareció que era aquel oso que una vez entró en mi casa.
Gonzalo Rodríguez (1º ESO)

EL OTRO HIJO
Escuché un ruido y me escondí en el armario al escuchar un chirrido en el final del pasillo. No era usual escuchar ese ruido, y menos por la noche. Mi padre y mi madre se habían ido a una boda y yo estaba asustado por ese ruido. El caso es que cada vez sonaba más fuerte. Eran pasos. Permanecí quieto cuando vi una sombra alargada y delgaducha. Buscaba algo debajo de la cama de mi dormitorio. ¿Qué hacía allí? Se levantó y vi que tenía el libro que mi madre me contaba para ir a dormir. Caí en la cuenta de que era Wilson, un hombre pobre. También tenía un hijo. Estaba claro, solo quería que su hijo pudiera dormir.
Juan Gorgojo Romero (2º ESO)

El monstruo del colegio, de Gabriel Quesada Lobo.


martes, 7 de junio de 2016

Lo que pasa en la Feria del Libro... ¡hay que contarlo!

Después de varias semanas tachando días en el calendario y arrancando hojas de meses pasados, vemos más cerca el final de curso. La llegada del buen tiempo y la primavera, como comentamos en la entrada anterior, es un signo de que es hora de mirar con optimismo al verano; pero no es el único detalle. Desde hace ya 75 años, la Feria del Libro de Madrid es una fecha importante para todo lector que se precie. Y escritor. Por eso hoy abrimos nuestros canales creativos dando protagonismo al lugar y al ambiente que la Feria nos propone, año tras año, en el Parque del Retiro.
Vengan, pasen, que el tiempo acompaña.

LA GRAN FERIA
Había llegado el momento de su llegada. Ella se elevaba gloriosa sobre la tierra ibérica, relumbrando desde las luces del saber ilustrado hasta las novelas más soñadoras e idílicas. Hela aquí, con sus cientos de blancos tintados, repletos de golpes, sonrisas, llantos, descripciones, y todo lo imaginable por una mente humana. Tal era su grandeza que cientos de almas irían a regalarla metal barato a cambio de una de sus muchas secciones de información, que ella repartía generosa. Había llegado la feria del libro. 
Diego Rodríguez (4º ESO)
LIBROS EN SINGULAR BATALLA
Retozaba el viento sobre las crines de los diccionarios. El áspero sol arañaba las páginas. Los libros narrativos disputaban por su superioridad numérica frente a los dramáticos. Los fieros cuadernos empuñaban sus lápices.
Ante el reclamo de los pergaminos, los dos ejércitos se enfrentaron en salvaje batalla. La tinta corrió por el suelo del Retiro. Tras varias horas de llantos y muertes, la lírica alcanzó la victoria. Sin embargo, el sonido de los gritos de los temidos gigantes alcanzó sus oídos. Despavoridos, libros y cuadernos corrieron a sus puestos de defensa… La feria del libro comenzaba.
Samuel Castellanos (2º ESO)

LA FELICIDAD DE UN LIBRO
Hola. Soy un libro y nadie me quiere. Estoy en la estantería más alta de la biblioteca. Estoy roto y lleno de polvo. Al parecer, la bibliotecaria me ha echado el ojo. Me coge, me mira, me arregla y me limpia. Me mete en un sitio completamente nuevo. Me doy cuenta de que estoy con mis hermanos, con otros que son igual que yo. Cuando salgo, reconozco el lugar: me encuentro en la Feria del Libro, tirado en una mesa. Todos me miran. Entonces, un señor mayor me compra y desde entonces soy muy feliz.
Álvaro Armendáriz (1º ESO)

UN  DÍA ESPECIAL PARA UN LIBRO
Una mañana me levanté en la estantería como casi siempre,  y vi que ese día era especial porque había más gente de lo normal. De repente, un hombre por fin me cogió. Ese hombre era uno de las pocas personas que me cogía literalmente, porque la estantería estaba empezando a coger polvo. Me llevó a una mesa donde me abrió y empezó a reírse hasta que termino conmigo y me dejo otra vez en la estantería. Creía que iba a pasar como siempre, que me cogen, me abren y me dejan durante un largo tiempo; pero no fue así. A los cinco minutos de dejarme vino una mujer e hizo lo mismo que el hombre y así  hasta que cerraron mi casa. Me dejaron en mi estantería y a los cinco minutos de dormirme me di cuenta de que era el día del libro.
Alejandro Herrero (1º ESO)


Un niño en la Feria del Libro, de David González Orcajada (2º ESO).

La paloma del Retiro, de Juan Diego Pérez-Miranda (2º ESO).

Qué libro vivo, de Stanislav Yaruchyk (1º ESO).

La biblioteca, de Gabriel Quesada Lobo (1º ESO).

Un día muy extraño, de Gonzalo Rodríguez Contreras (1º ESO).

Libros en peligro de extinción, de Isaac Santín (2º ESO).