jueves, 31 de enero de 2019

Julen, in memoriam

Todos conocemos lo ocurrido con el pequeño de Totalán. Nuestros chicos buscaron entre el pueblo malagueño una historia que contar, apenas un par de días antes de saber la trágica noticia. Y queriendo ser lo más respetuosos posibles, estas son sus historias. 


BUSCANDO AL NIÑO
Él estaba excavando, ya les faltaba poco para llegar a dónde estaba el niño, todavía tenía la esperanza de que estuviera vivo.
De repente, empezó a desprenderse tierra, y casi le aplasta, pero cuando estaba a punto de ser aplastado por la tierra, dejó de desprenderse, y, menos mal, porque de ser así habría muerto. Ellos ya sabían que era una operación muy arriesgada.
Conforme bajaba, había menos oxígeno, y le estaba empezando a costar respirar.
Llevaba ya un buen rato excavando y estaba muy cerca de encontrarlo.
Después de excavar y excavar tanto, por fin, consiguieron dar con un agujero, donde era probable que estuviera el niño. Pero, al final...
Miguel Ruiz Mondéjar, 2º ESO





LA SALIDA
8:30 a.m. no se ve nada y el emisor de señal ha dejado de pitar. Calculo, por la humedad, que serán unos cincuenta metros los desde el punto en el que me encuentro distan de la superficie. La única cuerda de la que pendo, se va acortando a medida que desciendo hasta quedar solamente dos metros de la misma por debajo de mí.
Más abajo no se ve nada, de los laterales me separa un metro de oscuridad y si miro hacia arriba, consigo ver una mota de luz. Me empiezo a balancear de lado para otro con el único fin de agarrarme a la pared para escalar hacia cielo abierto. Estoy a punto de conseguirlo cuando me descuelgo y caigo… Crack. Como mínimo cuatro costillas rotas y me sangra la boca. La cuerda se había deshilachado mientras me balanceaba, ¿o no era ese el motivo? No puedo salir.  
David García Roca, 3ºESO

EL SUELO DE ARENA
Hola me llamo Julen, os voy a contar la historia en la perdí el miedo a los bichos:
Era una tarde de enero, estaba comiendo una bolsa de gusanitos al lado de un agujero en la tierra, cuando oí un disparo. Salí corriendo y tropecé con una piedra y caí de cabeza al agujero. Caía y caía y caía, hasta q una tela de araña me paró lo suficiente para darme cuenta de que estaba muy cerca del suelo. Me cubrí el rostro con las manos y de repente mis pies tocaron algo duro y frío, el suelo. No tenía hambre, puesto que acababa de comer una bolsa de gusanitos, pero tenía miedo…
Pasaron las horas y empecé a escuchar ruidos parecidos a los de excavadoras. Me entró el hambre, tanto hambre que me comí un gusano que había en el suelo.
No sé cuánto tiempo estuve escuchando ruidos pero sí sé que cuando un minero me tocó el pie por un agujerito me puse a gritar, por fin me iban a sacar de aquel claustrofóbico lugar.
Ahora, diez años después, el agujero se ha convertido en mi refugio, entro y salgo por las entradas que los mineros hicieron para sacarme. ¡Me encanta este lugar!
Víctor López Díaz, 2ºESO

ATRAPADO
-Le oí cómo gritaba y lloraba... hasta le toque el dedo, pero se me escapó.-dijo el padre de Julen.
Me llamo Santiago Suárez soy el ex jefe de la brigada de salvamento de Humosa, Asturias.  Hace unos días me llamaron del Gobierno de Andalucía, porque necesitaban mi ayuda, ya que un niño había quedado atrapado en un pozo. Al principio no le di importancia, ya que un pozo como máxima altura era de 40 metros, pero a continuación me contaron la crueldad del asunto. Desde hace más de 8 días no duermo pensando  como sacarle de ahí, sus padres están horrorizados. Pero ahora me doy cuenta de que media España se ha movilizado, y es que los seres humanos nos ayudamos unos a otros, y eso es lo importante.
Ah, por cierto estoy honrado de ser el que va a bajar a salvarle la vida.
Pablo Jiménez Alonso, 3ºESO

PÁNICO EN EL AGUJERO
Estoy atrapado en un túnel de 71 metros de profundidad desde hace 4 días, no consigo moverme, al caer me he quedado bajo un montón de escombros. Poco a poco me recupero del susto, me había quedado inconsciente. Grito lo más fuerte que puedo, pero nadie me oye. La sensación de
claustrofobia es inmensa, estoy en un espacio muy pequeño, de 40 cm de diámetro. Intento relajarme, aunque me resulta muy difícil sabiendo que podría morir, si no se habían dado cuenta de la desaparición. Poco a poco empiezo a escuchar un ruido, muy fuerte, como si estuviese al lado. En ese momento se me enciende una chispa de esperanza, estarían viniendo a por mí. Intento dormir, para sí despertarme ya fuera, y no sufrir tanto con el pensamiento que tengo. Me duermo. Un rato después (para mí), y estoy en el hospital, con mis padres al lado, dormidos. Enciendo la tele y veo “niño rescatado en Totalán, Málaga. Trece días después de su caída al pozo”. Entonces pensé que cuánto habría estado dormido e inconsciente.
Miguel Ángel Muñoz Medina, 2ºESO

EL RESCATADOR ATRAPADO
Ahí estaba yo salvando a un niño que estaba atrapado en su cruel prisión, la cuna yo era solo un pobre niño que intentaba salvar a un niño que tenía una vida plena por vivir.
Sus padres eran los carceleros, yo era un niño que ya había pasado por eso y ya sabía lo que era. Entonces pase a la acción primero distraje a mis padres segundo mientras estén distraídos yo voy y le quito el seguro a la cuna como no me iba a dar tiempo le pongo un peso a la cuna y dejo que la puerta se abra.
Vale ahora toca ponerlo en práctica, lo de distraerlos me ha salido bien, les he dicho que tenía hambre que si me hacían un bocata. El segundo paso también ha salido bien, pero el peso no lo he podido poner, pero más tarde cuando los carceleros caigan por la fatiga, la liberaré.
Hugo García Bautista, 3ºESO

S.O.S
Llevaba ya una semana atrapado en aquel pozo. Tenía hambre sed y miedo ya que únicamente tenía dos años, y una semana sin ver a sus padres.
Todos los días miraba arriba y se entristecía pensando en que a lo mejor sus padres ni se habían enterado de su ausencia ya que como eran ricos se pasaban casi todo el día fuera. Y lo dejaban con una mujer que ni siquiera se preocupaba por él. Le dolía todo el cuerpo, de pies a cabeza. Y si había un cielo quería irse en ese momento.
Se tumbó en el suelo y cerró los ojos.
En ese mismo instante unos brazos lo agarraron y lo llevaron arriba.
Yago Reyero Martín, 3ºESO



EL POZO
La noticia de Julen ya se conocía en toda la Península. Parecía increíble que un niño de dos años se hubiese caído por un agujero tan pequeño. Pero allí estaba. Y había que sacarlo cuanto antes.
Erik llevaba años preparándose para ese tipo de rescates. A sus escasos diecinueve años era uno de los mejores mineros de la brigada. Ni la guardia civil, ni los bomberos podían sacar de allí al pequeño Julen. Se había creado un tapón en el pozo de 21 centímetros de diámetro, que impedía el acceso hasta donde supuestamente estaba Julen. Deberían hacer otro túnel paralelo y luego los mineros tendrían que terminar el trabajo.
El trabajo se había demorado 10 días debido a diferentes obstáculos. Las esperanzas ya eran escasas. Tardaron una madrugada en encamisar el túnel. Los mineros estaban preparados para actuar. Erik se había convencido de que lo sacarían con vida de ese infierno. Bajaron y empezaron a picar. El calor era sofocante. El cansancio hacía mella en ellos. Tras media hora de intenso trabajo llegaron hasta Julen. Milagrosamente estaba vivo. Pero Erik dio un mal paso y el túnel se vino abajo. Cayó durante lo que pareció una eternidad. Lo suficiente para saber que él no sobreviviría.
Al día siguiente Erik se despertó. Nadie sabe dónde.
Sergio Morales, 2ºESO

QUIERO SALIR
Sigo aquí después de todo el tiempo pasado y no puedo salir, todo esto es muy asfixiante y si no fuera por ese huequecito, el oxígeno ya se hubiera acabado. El espacio que tengo es el justo para estar encogido y para cambiarme de posición y en la caída creó que me he roto algo.
A veces pienso en papá y mamá y me imagino lo tristes que estarán. Eso solo ayuda a ponerme más triste. A veces oigo ruidos fuera, un rayo de esperanza entre toda la oscuridad.
Me desperté un día con un estruendo y luz, mis ojos tardaron en acostumbrarse. Noté como alguien me cogía y me decía: “que valiente has sido, ya podrás ver a tus padres”.
Juan Ros Díaz, 3º ESO

Y EN ÚLTIMO MOMENTO, TÚ
He tocado fondo, no puedo seguir bajando. Trato de buscar algo reconocible tanteando el suelo. Arena, solo arena. Pasa un día, pasan dos, y aquí sigo. Aquí sigo respirando polvo y lamiendo mis heridas. Entonces me doy cuenta de que solo puedo hacer una cosa, subir, subir hasta donde las fuerzas no me alcancen, hasta donde la tierra y el polvo queden muy lejos. Veo el sol, por el cual disfruto de cada rasguño. Ya tengo un brazo fuera, resbalo y quedo suspendido sobre ese pozo que me llama a gritos y  me anima a abrazarlo de nuevo… Entonces, siento tu mano.
Samuel Castellanos Tamayo, 1º BACH