La Feria de Madrid (IFEMA) acoge, hasta el 10 de marzo, la exposición Banksy: Genius or Vandal?, del controvertido artista británico. Sus obras, gusten o no, están en boca de todo el mundo y alguna imagen se nos viene (o se nos va volando) a la cabeza. Así que, aprovechando la ocasión, nuestros alumnos han puesto su imaginación al servicio de la calle.
EL ARTISTA TRIUNFADOR
Era una soleada tarde de
sábado cuando me paseaba por la Gran Vía cuando vi a algo, mejor dicho, a
alguien que destacaba sobre los demás elementos circundantes. Obviamente, la
calle estaba llena, pero mis oídos percibieron un sonido perfectamente armónico
con el ruido de la calle. Era el sonido de un instrumento de viento, que tocaba
el mejor compás de ocho octavas (compás más típico del jazz) que hubiera
escuchado hasta el momento. Su instrumento se mezclaba con el ruido callejero
creando una pieza de jazz de una magnitud colosal. Como era de esperar, ninguno
de los transeúntes se molestó lo más mínimo en pararse a escuchar al joven, que
sencillamente era un genio. Tuve la esperanza de que si volvía al día
siguiente, le encontraría allí, tocando su instrumento, pero no hubo suerte, y
no volví a verle nunca. Bueno, puede que eso sea una pequeña mentira, pues hoy,
veinte años después, llena los mejores auditorios del mundo.
José Jesús Benítez. 3º ESO
ARTISTA CALLEJERO
En un pueblo perdido de
Francia, un pintor pintaba cuadros. Esta persona no disponía de un hogar ni
nada por el estilo, al igual que tampoco un coche, un reloj, etc. Lo único que
poseía era un pincel un lienzo, colores y unas cuantas mantas para dormir. En
el pueblo, de más de cien habitantes, era bastante conocido. Algunas de sus
obras (las que pintaba)
nunca llegaban a exponerse en algún museo, ni siquiera en una casa. Cuando acababa de pintar un cuadro, lo cogía y subía por la ladera de la montaña hasta llegar a una cueva en la cual no entraba agua en época de lluvias. Probablemente, la cueva ya no tenía espacio para seguir guardando muchos cuadros, por lo que el artista llegó a una cuestión: ¿qué hacer con los cuadros que ya no quepan? Decidió coger los menos excelentes y venderlos, mientras que los más buenos se los quedaría. Ahora bien, si no conseguía vender los cuadros que haría con ellos. La respuesta estaba clara: quemarlos. Puede que fuera una decisión bastante negativa, pero debía aguantarse en tal caso. Si conseguía obtener dinero, todo lo recaudado lo destinaría a vivir en unas buenas condiciones. Con el paso del tiempo, el pintor consiguió vender la mayoría de los cuadros, incluso los más excelentes ya que si no el dinero no le llegaría para estar alojándose en un asilo. Finalmente, el artista no solo consiguió una vivienda, sino que también se hizo famoso en todos los pueblos cercanos. Aunque el dinero no le llegó para comprar más lienzos y pinturas, pudo conformarse con lo que tenía, de ser un artista callejero a un artista famoso con una casa en la que poder alojarse.
nunca llegaban a exponerse en algún museo, ni siquiera en una casa. Cuando acababa de pintar un cuadro, lo cogía y subía por la ladera de la montaña hasta llegar a una cueva en la cual no entraba agua en época de lluvias. Probablemente, la cueva ya no tenía espacio para seguir guardando muchos cuadros, por lo que el artista llegó a una cuestión: ¿qué hacer con los cuadros que ya no quepan? Decidió coger los menos excelentes y venderlos, mientras que los más buenos se los quedaría. Ahora bien, si no conseguía vender los cuadros que haría con ellos. La respuesta estaba clara: quemarlos. Puede que fuera una decisión bastante negativa, pero debía aguantarse en tal caso. Si conseguía obtener dinero, todo lo recaudado lo destinaría a vivir en unas buenas condiciones. Con el paso del tiempo, el pintor consiguió vender la mayoría de los cuadros, incluso los más excelentes ya que si no el dinero no le llegaría para estar alojándose en un asilo. Finalmente, el artista no solo consiguió una vivienda, sino que también se hizo famoso en todos los pueblos cercanos. Aunque el dinero no le llegó para comprar más lienzos y pinturas, pudo conformarse con lo que tenía, de ser un artista callejero a un artista famoso con una casa en la que poder alojarse.
EL PAYASO
Y ahí estaba con su sonrisa
afable y su mirada digna ridiculizándose con un puñado chistes malos delante de
unos desconocidos por unas cuantas monedas y, si había suerte, algún billete que
otro.
Podría haber elegido
cualquier otra cosa como tocar un instrumento convertirse en una estatua
representando algo (como muchos otros hacían) incluso disfrazarse de osito
panda gigante y hacer pagar a la gente por hacerse fotos contigo. Pero no,
decidió hacer de payaso e incluso gritar al público porque alguien ha echado
solo unos centimillos.
Pero es su decisión, y
la verdad es que de vez en cuando hacía bastante gracia. La justa (porque
podría hacer mucha más) para arrancar los aplausos del público. Algunos hasta
le felicitaban…
Juan Ros Díaz, 3ºESO
GRAFFITIS
Uno de mis hobbies
favoritos es el dibujo pero el arte callejero no lo he probado nunca. He
decidido informarme sobre el tema, y al parecer hay tres opiniones. A los que
les parece puro arte, a los que les parece vandalismo y a los que ni les viene
ni va.
Le he preguntado a tres
personas.
Uno es mi primo
Marcos.Que me parece de ese estilo y dice que cree que es una forma de
personalizar un viejo puente, un muro, o un edificio. Aunque opina que cuando
encuentras un puente o un túnel lleno de grafitis no te dan ganas de pasar por
ahí.
Yago Reyero Martín, 3º ESO
EL MUNDO DEL ARTE CALLEJERO
El mundo de la
calle es un mundo muy interesante con el que podría escribir un libro, pero
como mi intención no es escribir un libro, vamos a centrarnos en el arte
callejero. No hace mucho tiempo, en Madrid, vivió un grafitero llamado Juan
Carlos Argüello (Muelle), el que para mi opinión es uno de los que inauguraron
a lo grande el arte callejero. Muelle era un joven al que le encantaba el arte,
especialmente los grafitis, y seguramente si no hubiese caído en lo que cayó
hubiese llegado a ganar mucho dinero. Pero siempre se comete algún error en la
vida y ese error lo cometió Muelle al meterse en el mundo de la droga. Pero lo
que más me sorprendía de él era que aún bajo el efecto de las drogas, él seguía
grafiteando y seguía valorando mucho a aquellos que querían parecerse a él.
Pero desgraciadamente, un 1 de Julio de 1995, a causa de una afección hepática,
nos dijo adiós dejando como legado sus obras de arte, que decoran algunas de
las calles de Madrid. Yo no tuve la suerte de conocerle, pero cada vez que
observo algunas de sus obras de arte, me imagino cómo hubiese sido el conocerle
y el ver como pintaba todas aquellas obras de arte.
Diego Rojas Romero, 3°
ESO
UN TRABAJO INUSUAL.
Me llamo Josh Sallon, aunque a nadie le parezca verdad, soy artista. Mi arte no es muy normal, y a mucha gente no le gusta. La mayoría de la gente trabaja en oficinas, mi trabajo se sitúa en los semáforos. Desde pequeño he querido ser malabarista, otros muchos lo llaman artista callejero, no gano mucho dinero, pero me gusta. Mi casa es la calle y así seguirá hasta que me muera, así que si algún día me ves, salúdame, no muerdo y me gusta la compañía.
Pablo Jiménez Alonso, 3º ESO
ARTISTA CALLEJERO
¡Corre...! Salimos de la carretera, directos a las vías. Yo crucé, mis padres pasaron, pero mi hermana se quedó atrapada. Se escuchaba a lo lejos como sonaba el tren. No teníamos opción, alguien tenía que lanzarse a las vías. Corrí hacia allí pero mi madre me empujó, se adelantó y salvó a Silvia, muriendo en el acto. Pocos años más tarde nos quedamos huérfanos, ya que a mi padre le degollaron por tráfico de droga. Nos tocaba vivir en la calle, pidiendo limosna, hasta que me dediqué a pintar con tiza todo el suelo. Entonces un famoso artista de la pintura llamado Goya se fijó en mis dibujos.
Stanislav Yaruchyk, 4º ESO
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