martes, 7 de junio de 2016

Lo que pasa en la Feria del Libro... ¡hay que contarlo!

Después de varias semanas tachando días en el calendario y arrancando hojas de meses pasados, vemos más cerca el final de curso. La llegada del buen tiempo y la primavera, como comentamos en la entrada anterior, es un signo de que es hora de mirar con optimismo al verano; pero no es el único detalle. Desde hace ya 75 años, la Feria del Libro de Madrid es una fecha importante para todo lector que se precie. Y escritor. Por eso hoy abrimos nuestros canales creativos dando protagonismo al lugar y al ambiente que la Feria nos propone, año tras año, en el Parque del Retiro.
Vengan, pasen, que el tiempo acompaña.

LA GRAN FERIA
Había llegado el momento de su llegada. Ella se elevaba gloriosa sobre la tierra ibérica, relumbrando desde las luces del saber ilustrado hasta las novelas más soñadoras e idílicas. Hela aquí, con sus cientos de blancos tintados, repletos de golpes, sonrisas, llantos, descripciones, y todo lo imaginable por una mente humana. Tal era su grandeza que cientos de almas irían a regalarla metal barato a cambio de una de sus muchas secciones de información, que ella repartía generosa. Había llegado la feria del libro. 
Diego Rodríguez (4º ESO)
LIBROS EN SINGULAR BATALLA
Retozaba el viento sobre las crines de los diccionarios. El áspero sol arañaba las páginas. Los libros narrativos disputaban por su superioridad numérica frente a los dramáticos. Los fieros cuadernos empuñaban sus lápices.
Ante el reclamo de los pergaminos, los dos ejércitos se enfrentaron en salvaje batalla. La tinta corrió por el suelo del Retiro. Tras varias horas de llantos y muertes, la lírica alcanzó la victoria. Sin embargo, el sonido de los gritos de los temidos gigantes alcanzó sus oídos. Despavoridos, libros y cuadernos corrieron a sus puestos de defensa… La feria del libro comenzaba.
Samuel Castellanos (2º ESO)

LA FELICIDAD DE UN LIBRO
Hola. Soy un libro y nadie me quiere. Estoy en la estantería más alta de la biblioteca. Estoy roto y lleno de polvo. Al parecer, la bibliotecaria me ha echado el ojo. Me coge, me mira, me arregla y me limpia. Me mete en un sitio completamente nuevo. Me doy cuenta de que estoy con mis hermanos, con otros que son igual que yo. Cuando salgo, reconozco el lugar: me encuentro en la Feria del Libro, tirado en una mesa. Todos me miran. Entonces, un señor mayor me compra y desde entonces soy muy feliz.
Álvaro Armendáriz (1º ESO)

UN  DÍA ESPECIAL PARA UN LIBRO
Una mañana me levanté en la estantería como casi siempre,  y vi que ese día era especial porque había más gente de lo normal. De repente, un hombre por fin me cogió. Ese hombre era uno de las pocas personas que me cogía literalmente, porque la estantería estaba empezando a coger polvo. Me llevó a una mesa donde me abrió y empezó a reírse hasta que termino conmigo y me dejo otra vez en la estantería. Creía que iba a pasar como siempre, que me cogen, me abren y me dejan durante un largo tiempo; pero no fue así. A los cinco minutos de dejarme vino una mujer e hizo lo mismo que el hombre y así  hasta que cerraron mi casa. Me dejaron en mi estantería y a los cinco minutos de dormirme me di cuenta de que era el día del libro.
Alejandro Herrero (1º ESO)


Un niño en la Feria del Libro, de David González Orcajada (2º ESO).

La paloma del Retiro, de Juan Diego Pérez-Miranda (2º ESO).

Qué libro vivo, de Stanislav Yaruchyk (1º ESO).

La biblioteca, de Gabriel Quesada Lobo (1º ESO).

Un día muy extraño, de Gonzalo Rodríguez Contreras (1º ESO).

Libros en peligro de extinción, de Isaac Santín (2º ESO).







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