Sí, lo sé. El término "nuevas tecnologías" puede considerarse ya obsoleto. Así es el mundo hoy: lo nuevo desaparece en segundos, como una curva en el retrovisor de un coche, detrás del cual se encuentran los "nativos digitales". A nuestros pequeños escritores también les preocupa su futuro, tan presente, globalizado y al alcance de sus manos.
¿POR QUÉ?
Por qué cuando sales a la calle todos están atentos a una pantalla y no se fijan en lo que ocurre a su alrededor. De las millones de cosas buenas que pasan a su alrededor prefieren ver las chorradas que ha colgado un desconocido o están atentos a una batalla a clash royale en vez de fijarse en la guerra constante que están sufriendo muchos en la vida real.

Yo no entiendo por qué me ha tocado vivir en una sociedad tan dominada por las tecnologías.
David García (1º ESO)
Hoy os voy a contar el problema que
tuve con las nuevas tecnologías.
Mi nombre es Pablo Martin, vivo en
Barcelona y hace un año me desenganché de las redes sociales. Actualmente tengo
dieciocho años. Mi problema empezó cuando tenía catorce años. Mis padres me
dijeron que cuando cumpliese los catorce, me dejarían tener un perfil en
Twitter. Me hizo mucha ilusión, pues el resto de mis amigos tenían perfiles en
estas redes. El día de mi catorce cumpleaños antes de saludar a mis padres, fui
rápidamente un perfil en Twitter. Recuerdo que mis padres me dijeron.
-Hijo, ¿y esas prisas?
-Mamá, papá sabéis que siempre me ha
hecho ilusión tener un perfil en Twitter…
-Ya hijo pero es que uno no cumple
catorce años todos los días.
Ese
fue el principio del fin. A partir de ese día empecé a faltar a clase y
a no hacer caso a mis padres. Llegué al extremo de no ordenar mi habitación,
para entrar necesitas un mapa. Mis padres me dijeron
que necesitaba ayuda, que ya no podían soportar tanto desorden .Yo les dije que eran unos “exageraos”. Pero todo cambió el día que la conocí a ella, a Cristina Pérez. Le dije que si queria salir conmigo, pero me dijo que no, decidí cambiar para que la próxima vez que le pidiese salir, me dijera que sí. Cambié, la volví a encontrar y le pedí salir de nuevo, esta vez aceptó, pero a regañadientes. Nos vimos el viernes, fuimos a dar una vuelta, una vez la llevé a su casa me dijo.
que necesitaba ayuda, que ya no podían soportar tanto desorden .Yo les dije que eran unos “exageraos”. Pero todo cambió el día que la conocí a ella, a Cristina Pérez. Le dije que si queria salir conmigo, pero me dijo que no, decidí cambiar para que la próxima vez que le pidiese salir, me dijera que sí. Cambié, la volví a encontrar y le pedí salir de nuevo, esta vez aceptó, pero a regañadientes. Nos vimos el viernes, fuimos a dar una vuelta, una vez la llevé a su casa me dijo.
- Gracias este ha sido el mejor día de
mi vida en mucho tiempo.
- De nada - le respondí con la voz
entrecortada por los nervios.
Nos despedimos, y nada más doblar la
esquina me puse a dar saltos de alegría. Volvimos a quedar, pero esta vez en mi
casa. Nada más entrar en mi habitación, dio un salto hacia atrás. Me preguntó
que cómo podía vivir en unas condiciones tan precarias. No supe qué responder,
estaba muy avergonzado, de repente, le espeté que las redes sociales habían
causado grandes estragos en mi vida. También le dije que cambiaría por ella. y
con su ayuda, conseguí dejar de pensar en las redes sociales como una forma de
vida y empecé a pensar en ellas como una fuente de información rápida, y un
sitio en el que entretenerse. Actualmente, sigo saliendo con Cristina y estoy planteándome
que, al acabar la carrera, pedirle matrimonio. Cristina trabaja en la librería
de su padre, que está en la calle Santa Ana, Pérez e Hijos, desde entonces me
he vuelto aficionado a la lectura y no a las redes sociales. Algo que
desconocía de la librería, era que debajo de ella se extendía un gran laberinto
de libros. Al que muy recientemente voy me pierdo en sus pasillos hasta que un
libro que desea ser leído, me encuentra. Siempre recordaré estas palabras en
boca de mi suegro “Los libros tienen alma, el alma de quien los escribe y de
quien los lee y sueña con ellos”.
José Jesús
Benítez Valencia (1º ESO)
LA VENTANA
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Gloria Gattas Massuh |
Juan Diego (3º ESO)
SU MEJOR AMIGO
Aquel chico que entró, aquel chico que buscó, que encontró, que conectó. El mismo que se topó con alguien que le llamó amigo y le prometió cosas maravillosas. Ese que quedó con su esperada amistad, su mejor desconocido en un barrio feliz, un barrio frío. Cuando se dio cuenta de la oscura realidad se hallaba ante la persona que no esperaba, que nunca habría esperado.
Aquel chico que entró en un mundo de números y no quiso salir hasta que se vio metido en otro, del que nunca saldría.
Samuel Castellanos Tamayo (3º ESO)
Los vicios de la nueva generación, Ignacio Cerdán (1º ESO).
Ciberproblemas, Borja Luengo (3º ESO).
Amigos en línea, Pablo Sánchez (1º ESO).
Los problemas con las nuevas tecnologías, Juan Gómez Villa (2º ESO).
¿Sabes el peligro que corres?, Iván Tortajada (2º ESO).
La tecnología, un mar de peligros, Pablo Jiménez (1º ESO).
Las tecnologías en mi vida, Pablo Rodríguez Marín (1º ESO).