miércoles, 13 de marzo de 2019

Silencio, se rueda

Febrero es el mes de los premios del cine, especialmente por los Goya y los Oscar. Ahora bien, todavía nos queda Cannes, donde se encumbraron directores como Rossellini, Orson Welles, Buñuel, Coppola, David Lynch, Tarantino o Haneke. Habrá que esperar hasta mayo para ver quién se alza este año con la Palma de Oro. Mientras tanto, nuestros pequeños escritores se sumergen en el séptimo arte, generando nuevas y apasionantes ideas. Cojan sus palomitas y disfruten.

UN CINE ABANDONADO
Lucas entró en la sala de cine, abandonada desde ya dos años. Esta sala no era la única que se encontraba deshabitada o al menos con vida, sino que también todo el edificio se encontraba en la misma situación. Muchas de las sillas estaban arrancadas y tiradas, algunos puestos estaban vacíos, por lo que se podía llegar a la conclusión de que en su día la quitarían de ahí. Lucas se hallaba en la parte principal de la sala (parte más cercana a la pantalla). Comenzó a subir por las escaleras. El motivo de encontrarse en aquel lugar era que había ido para investigar lugares abandonados, en este caso, un centro comercial con el cine. Entrar en un lugar sin mucha vida o con poco movimiento resultaba aterrador, debido a que si cualquiera apareciera de un sitio escondido y te atrapara o vete tú a saber, nadie sabría qué es lo que realmente te había ocurrido. Aún así Lucas tenía treinta años.
Otra de las causas por las que estaba era que había hecho una apuesta de entrar en todas las salas de cine, abandonadas, y coger una prueba diferente de cada sala, para así indicar que había estado allí. Se situó en el medio de la gran estancia y con lo poco de luz que había (poseía una linterna), observó algo que fuera poco pesado y que pudiera indicar que había estado allí. Miró un foco, pero no llegaba a cogerlo, tampoco podía coger una silla, ya que, de las ocho salas que había en total tampoco era recomendable coger cosas que fueran excesivamente grandes. Apuntó con la linterna al suelo, y encontró, con suerte, un billete. Se agachó para cogerlo, pero de repente, una mano le agarró por debajo del asiento delantero. Estaba perdido.
Juan Gómez Villa,  ESO

CAOS EN LA ESCENA
Era increíble, había sido empezar los ensayos y ya todo se había ido al garete.
La mitad de los actores no “habían podido venir” y para más inri a Marie Hook, una de la pocas actrices que se había dignado a venir, la habían robado una joya carísima que se había llevado a los ensayos.
Y no podía haber estado callada un rato porque al poco tiempo toda el plató se había llenado de policías, paparazzi, curiosos y un caniche blanco que se meó en mi chaqueta.
- Dónde está mi joya - lloraba.
- Déjenme en paz - dije mil veces a la prensa.
Al rato hicieron la lista de sospechosos.
Yago Reyero Martín, 3º ESO

UNA TARDE EN EL CINE
La película empieza a las siete y media, ¡y ya son las ocho! La cosa es que llevo aquí veinte largos minutos (yo siempre vengo cinco minutos antes, por lo que pudiera pasar) y me aburro tanto que me están dando ganas de abandonar el cine…
Al fin empiezan los anuncios con la bajada de las intensidades de las luces, al menos ahora podré entretenerme con algo.
Al fin acaban los anuncios y empieza la película, leí que iba sobre el desembarco de Normandía y que estaba basada en un libro muy bueno, espero que sea verdad. Si me
gusta, me leeré el libro.
Pero… ¡¿Qué es esto?! Oh no… Parece que me han tocado al lado los típicos pesados que llegan siempre tarde, que no paran de hablar diciendo las cosas que todo el mundo sabe y no hace falta comentar y que se levantan todo el rato para ir al baño. Y para colmo, si les dices algo, se te echan encima, si me molestan mucho, tendré llamar al acomodador…
Al final parece que se han portado bien, sin embargo la peli a mi parecer ha recibido mejor crítica de la que se merecía… Los muchachos de al lado se van armando barullo, como no, a veces pienso lo maleducada que pude ser la gente y me entran escalofríos, yo no era tan maleducado cuando era joven.
Juan Ros Díaz, 3º ESO

BUSCANDO UNA BUTACA
Estábamos en el cine, acabábamos de entrar en la sala, y teníamos que buscar nuestra butaca.
¿Qué número de butaca es? - le pregunté a mi madre.
Las cuarenta y seis  y cuarenta y ocho - me respondió.
Vale, pues vamos a buscarla.
Entonces cuando subí el primer escalón me tropecé y me di un buen batacazo contra el escalón de las butacas de los números veinte y los nueve que le siguen.
Después cuando me levanté seguí subiendo, pero cuando iba por el escalón de treinta llegó una persona corriendo que no me vio y me tiró llevándome así al primer escalón de nuevo.
Cuando me volví a poner en marcha subí al escalón que nos correspondía, giré para un lado y busqué mi butaca.
- Cuarenta y nueve, cuarenta y siete, cuarenta y cinco, ¿Se han saltado nuestros números?
Bueno, voy a mirar si los han puesto por allí.
Seguí buscando.
- Cuarenta y tres, cuarenta y uno... ¡No está el nuestro!
Entonces me di cuenta de que en ese lado todas las butacas eran impares y que las pares estaban en el otro lado.
Me recorrí el cine en busca de la butaca y los encontré
- Mamá, están aquí las butacas – dije
- Vale, ya voy - contestó
Y pudimos ver la película justo a tiempo.
Miguel Ruiz Mondéjar, 2º ESO

DÉJALO
No me cuentes tus películas. No eres la única persona que se siente en un cine mudo, en blanco y negro y con una banda sonora melancólica. No eres el primer protagonista que se olvida de esos secundarios sin los que esta historia, de la que tu prefieres esconderte, no sería posible. Te ciñes a guiones aburridos de los que ni si quiera eres capaz de pasar página. Tus lágrimas mojan el último punto y te da miedo seguir avanzando. Suéltalo, no pases de página, quémala y escribe una nueva, una hecha a tu medida. Prueba a llenarla de grises.
No. Mejor llénala de colores. Quizá ya hay escenas que no podrás reproducir, incluso puede que todavía no sepas que esas escenas te hubieses otorgado el mejor de los Oscar. Pero no te enganches.
Deja que el proyector funcione.
Samuel Castellanos Tamayo, 1º Bach

MIL Y UN MUNDOS
Australia: Año 1876 después de La Gran Purga.
(8:30 de la mañana) Sección oeste.
-Ala Roja, informe de vuelo.
-Aquí Ala Roja, sobrevolando la duna AX32. Todo despejado. Repito, todo despejado.
-Recibido. Buen trabajo, Ala Roja. Regrese a la base.
-Entendido.
-Ala Roja, aquí Ala Gris. ¿Qué tal la familia?
-De maravilla Ala Gris gracias por preguntar, creo que hoy incluso voy a poder conseguir una ración de caldo para Lucy, para Eva y para mi. ¿Y tú Ala Gris?
-Yo bien también, claro que no tanto como tú. De verdad que tienes que decirme donde consigues esos cambios.
-Cosas de la veteranía hijo, ya las aprenderás.
-Siempre dices lo mismo. Oye c… ¡Ahhh! ¡Socorro! ¡Ala R…! – Otra vez vi como una turbulencia sacudía nuestras naves. Volví a ver una explosión por el retrovisor y los pedazos de la nave de Ala Gris salir despedidos en mil pedazos. De nuevo observé como “algo” golpeaba mi hidropropulsor. Todo empezó a girar descontroladamente y… Volví a despertar de aquel sueño que no paraba de recordarme aquel accidente ya hace tantos años. Me levanté sudando a chorros y salí a la terraza que me había improvisado con restos de nave. Aquel mini hogar era el lugar perfecto. Pocos hombres de los que habíamos sobrevivido, podían fardar de tener algo parecido. En aquellos tiempos, cualquier cosa, un pedazo de pan, una manta o incluso familiares y amigos, eran privilegios que nadie se podía permitir. Lo que en otros tiempos parecía normal, ahora escaseaba. De nuevo fui al vertedero buscando cualquier cosa que se pudiera cambiar por comida. Me puse a hurgar entre escombros cuando una voz procedente de lo que después me enteré de que era una cámara de cine llamó mi atención. Lo recogí entre mis manos y lo acaricié sin saber que tenía películas. Había encontrado una puerta hacia mil y un mundos.
Jaime Pérez Alonso3º ESO

EL PRINCIPIO DEL FIN
Empezó hace mucho en el frente de la gran guerra dos científicos españoles quisieron dominar fuerzas oscuras y misteriosas ocultas durante siglos, pensaban que su descubrimiento garantizarán la victoria final de España pero nunca pudieron imaginar lo que lo que saldría a la luz con sus investigaciones, segundos después un antiguo mal devastaba el frente la esperanza para los aliados eran los soldados enviados a detener que eran Jorge García, Fernando Octavius, Yago Fernández y el Dr. Edward Richtofen pero yo me llamo Samantha pero os voy a contar como comenzó todo esto de verdad.
Unos caballeros en la edad media empezaron una guerra contra algo a lo que no podían ganar y se llama el Ether que fue a atacar la tierra para dominarla. Aparecieron cuatro soldados con unos bastones mágicos y acabaron con la amenaza. Mientras un soldado llamado Pablo Sarcione de Italia estaba apunto de ser devorado por uno de estos seres fue salvado por los caballeros con bastones y fue él, el que escribió toda esta historia que conocemos. Pero lanzaron su última esperanza los del Ether y era una roca que contenía un elemento nunca visto llamado liquid divinium o el líquido de los dioses que estaba formado por 115 que es el elemento revividor por sus propiedades eléctricas.
Jorge Rodríguez, 3ºESO

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