miércoles, 22 de mayo de 2019

A vista de pájaro


El 26 de junio de este año, el Teleférico de Madrid celebrará medio siglo de sobrevuelos por la capital. Por este motivo, nos hemos dejado a llevar por los aires y contar esas historias a vista de pájaro. ¿Subes?


AVENTURA EN EL TELEFÉRICO
Estábamos enganchados en medio del teleférico, a cincuenta metros de altura. Cuento cómo fue la historia. Accedí a montar, insistido por mis padres, pues me dan miedo las alturas, y sabía que podía pasar algo así. Cuando estábamos a la mitad del trayecto, se oyó un ruido muy fuerte en el motor, y nos quedamos colgando del cable, sabiendo que en cualquier momento nos vendría otro vehículo por detrás. Me entró un ataque de claustrofobia, y, dominado por el pánico rompí la ventana con el martillo de emergencia y salté al vacío. Afortunadamente recuperé la conciencia en el momento del salto y pude agarrarme a una abertura del metal. No llegaba a la ventana, pero me fijé que había unas escalerillas que subían hasta la parte del cable. Por suerte había estudiado mecánica, y gracias a mí se arregló el motor, pero el aparato pegó un acelerón y perdí el equilibrio: caí al vacío.
Miguel Ángel Muñoz Medina. 2º ESO

A VISTA DE PÁJARO
“A vista de pájaro”. Eso es lo que ponía en mi mente al llegar al teleférico de Madrid.
Yo siempre había soñado con eso…nunca me imaginé que volaría como un pájaro, vería como un pájaro o me sentiría como un pájaro.
Pero cuando me monté pasó algo más que eso… Vi mi ciudad desde las alturas, vi imponerse la catedral de la Almudena como una columna de aire sobre el Madrid de los Austrias. Vi a los trenes salir y entrar en la estación de Príncipe Pío. Y todas las urbanizaciones donde la gente dormía y vivía y hacían su vida. Vi toda la Casa de Campo y a mis nuevos hermanos pájaros sobrevolando sus nidos en busca de comida. Sinceramente me sentía fuerte, me sentía…IMPONENTE.
Cualquiera que vaya en coche, moto o bus que sepa que lo que sienten no es nada comparado con el teleférico. Vas lo suficiente alto para levantarte de la tierra, y no lo suficiente para no ver la vida pasar. Ves los coches como hojas y a las personas como hormigas. Incluso van desfilando como ellas. Y todo esto gracias al teleférico, porque es bueno sentirte libre.
A vista de pájaro.
Pablo Jiménez Alonso, 3º ESO

AVENTURA ATERRADORA
Ese día había ido a Madrid al teleférico. El teleférico de Madrid es como un mirador, pero es que además se mueve. Desde allí se puede ver Madrid en diferentes sitios y mejor.
Cuando estaba montado en el teleférico, de repente, se escuchó un golpe.
Entonces se detuvo el teleférico. No sabía por qué ya que no se encontraba en el suelo. Entonces vi a un montón de gente abajo que miraba hacia arriba con cara de desconcierto. Por lo menos me habían visto. En ese momento, sonó como si algo se estuviese rompiendo encima del teleférico. Fue entonces cuando empezó a inclinarse el teleférico. ¡Me iba a caer!
Empecé a gritar desesperadamente aterrado por la situación.
Y cuando escuché otro”clac” el teleférico empezó a caer.
Caía lentamente viendo como la gente gritaba, y no esperaba salir de allí vivo, pero en el último momento, cuando estaba a punto de chocar con el suelo y morir, el teleférico dejó de caer.
Era que una grúa había cogido el teleférico y me había salvado.
¡Menos mal!
Miguel Ruiz Mondéjar, 2º ESO

EL TELEFÉRICO
– Dos entradas, sólo de ida, por favor –  pidió mi padre a la señorita de la entrada –.  Una de niño y otra de adulto, gracias.
– Aquí tiene señor, que disfrute del viaje – dijo mientras le pasaba las entradas.
Fuimos a dónde salían las cabinas y nos dieron una. Nos subimos a ella y empezó el viaje. Madrid se ve muy distinto desde las alturas, de hecho, se ve todo: las torres Kio (que no hace falta estar muy lejos para verlas), el Retiro, el Palacio Real, etcétera.
– ¿Te gusta la visita, hijo? – me preguntó mi padre.
– Sí, la verdad es que nunca pensé que tendría la oportunidad de ver Madrid desde las alturas…– respondí yo.
– Este es un sitio muy especial para mí, mi padre me trajo aquí cuando era pequeño, como tú y yo ahora.
Juan Ros Díaz 3º E.S.O.

CACHARROS VOLADORES
Al ser humano siempre le ha entusiasmado volar. Y el hombre logró su sueño creando el avión, el helicóptero y el teleférico. Pero claro, el avión es para distancias largas. El helicóptero es más caro, pequeño y complejo para pilotar. Y el teleférico es pequeño, para distancias muy cortas y no hay libertad para manejarlo por donde quieras.
Además todos cuestan dinero.
Así que aunque el hombre haya creado tantos cacharros para volar, nunca podremos volar “gratis”, “fácil”, por nuestros propios medios (más o menos como una bici).
Por lo que el hombre solamente ha conseguido el sueño de volar a la mitad…
Pero no hemos venido a criticar…
Yago Reyero Martín, 3 ESO

LA ATRACCIÓN FALLIDA
Era un día muy especial. Una atracción se había organizado muy cerca de mi casa. Yo ya me encontraba esperando a mi turno para montarme. Era imponente y estaba a bastante altura, pero no tenía vértigo. Me informé del porqué de esta conmemoración: era el 50 cumpleaños del Teleférico de Madrid y estaba ansioso por probar la atracción.
Estuve esperando durante una hora aproximadamente, ya que había mucha gente que también quería disfrutar la atracción y por fin me tocó. Iba a un velocidad no tan elevada,pero el paseo te relajaba. De repente, sentí que algo en la atracción se descontrolaba: parecía un cable. Sin saber cómo, mis ojos se cerraban.
Eduardo Antolín Miguel, 2º ESO

LOS HOMBRES SON PASAJEROS
Cuenta la leyenda que antiguamente las hadas se ofrecieron voluntarias a una propuesta de sus señores los elfos. Desde ese momento eran las encargadas de transportar a las humanos y de hacerles una visita guiada. Cuando las hadas empezaron a ausentarse por culpa del frío, el cual les congelaba las alas y les impedía volar, los humanos empezaron a perseguirlas ya que el teleférico era una reliquia que se conservaba desde hacía siglos.
Una vez acabaron con su tarea de matarlas a todas, los humanos quisieron volver a ver la ciudad a vista de pájaro, pero se dieron cuenta de que las hadas se habían extinguido por su culpa. Fue entonces cuando un elfo inventó el teleférico, así no hacían falta tantas hadas ni tantas muertes.
Hoy en día, si paseas por Madrid todavía podrás ver los restos de la antigua ciudad de Mÿ-oiwà.
Víctor López Díaz, 2º ESO

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