viernes, 15 de abril de 2016

Los pecados capitales

"Cómo siga así, lo mato"; o "voy a reventar este bufé"; o "cinco minutitos más". Quien más y quien menos se ha visto envuelto en esta suerte de proverbios, que más bien son los apellidos de algunos pecados capitales. En esta ocasión hemos decidido enfrentarnos a algunos de ellos mediante la escritura, tomando la idea de otros compañeros de pluma, los literautas.

Ah, y hemos conseguido que todos podáis publicar. Ahora, además de los textos que aparecen en la entrada, pondremos al final un enlace para poder ver las creaciones de todos nuestros escritores.

visto en https://goo.gl/CkAIBZ
PEREZA

Son las 4 de la tarde de un caluroso jueves, estoy tumbado en la cama. La siesta diaria de hoy está siendo más larga, pues hace calor y me da pereza levantarme. Me quedo unos quince minutos más, aunque no sé cuánto exactamente. ¿Dónde habré dejado el reloj? Ah, está en la mesa. Pero no soy capaz de levantar la cabeza para mirarlo. Pasan otros veinte minutos. Me he cansado de estar tumbado. Me quito la almohada de la cara y con mucho esfuerzo me levanto. Me arrastro hasta el sofá y enciendo la tele y me pongo a ver lo que están echando. Dejo puesta una película poco interesante. Mientras tanto me arrimo a la nevera portátil que he colocado al lado del sofá y cojo una Coca-Cola y una barra de chocolate. Abro la lata, sorbo un poco y la pongo sobre mi barriga cervecera. Doy un mordisco a la barra de chocolate y me vuelvo a dormir.
Isaac Santín, 2º ESO.

IRA


Estaba enfadado. Hacía calor. Estaba cubierto de polvo y sangre en el brazo. Lo único que me apetecía era levantarme y golpear a ese imbécil. Decidí que como él me había empujado, me levantaría y le daría. Eso hice. Me levanté y le empujé violentamente tirándole al suelo. Le empecé a dar patadas. Me habían dicho que para tener 14 años podría haberme metido en el ejército por mi fuerza. Pero me faltaban cuatro años. Después de dejarle dolorido en el suelo sin poderse levantar, fui a la colina, me tumbé en la poca hierba que quedaba y me puse a mirar las nubes de otro aburrido día de junio.
Juan Diego 2º ESO.

GULA

Paiper, la bruja más poderosa, fue embrujada con uno de los pecados capitales: la gula. Empezó a comprar cosas, pero después empezó a formular encantamientos que le daría todo lo que quisiera y eso significaba que violó la única norma de las brujas: no utilizar la magia en beneficio personal. Entonces vinieron sus hermanas y la tuvieron que detener, pero como Paiper era la más poderosa  las tiró por los cielos, siguió comprando y comprando. En una ocasión que iba a comprar el palacio de Versalles los poderes se desvanecieron y se dio cuenta de que los ancianos le quitaron los poderes por usarlos indebidamente  se dio cuenta de lo que había hecho y lo quiso arreglar vendiendo todo lo que había comprado y el dinero que consiguió lo donó a ONGS.
Gabriel Quesada 1º ESO.

AVARICIA

Eugenio es muy egoísta. Trabaja en un banco muy importante del que ahora no recuerdo el nombre. Este banco es muy famoso porque posee mucho dinero. Eugenio es avaricioso. La paga que le dan es muy alta y cuando llega a su casa cuenta el dinero que le han dado. Si hubiera un fallo se enfadaría con su jefe y le insultaría. Eugenio es soltero.
Un día invitó a su casa a un amigo que trabajaba con él en el banco. La comida era muy pobre ya que Eugenio no malgastaba su dinero. El compañero invitado se sintió enfadado porque si Eugenio tenía mucho dinero no pasaba nada porque gastara algo en una cena buena. El amigo cogió el abrigo y se fue con el ceño fruncido. Ni comió. Eugenio se quedó solo. Por dentro no quería que su compañero se fuera pero él no tenía razón para enfadarse porque había sido un tacaño.
A la mañana siguiente, en el banco, nadie le saludó. Eso significaba que su amigo había contado lo que había hecho. El jefe quiso hablar con Eugenio y le dijo que estaba expulsado de su trabajo por esa forma de comportarse con una persona del banco cuando tenía mucho dinero.

 La avaricia rompe el saco – le dijo el director.
Eugenio se fue a su casa con la lección de que no hay que ser egoísta. Jamás encontró un trabajo que tuviera para él un puesto.
Juan Gómez 1º ESO.

Yo en mi torre de marfil, Diego Rodríguez.

Soberbia, Stanis Yaruchyk.

Un poco de todo, Samuel Castellanos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario