Ya hemos hablado otra veces del miedo
al papel en blanco, de esa lucha entre la pluma y el papel. En la escritura creativa es más fácil empezar
si tenemos un disparador, una frase con la que comenzar. En este
caso, venía al pelo, tiramos de la siguiente: "escribió
aquella palabra en la primera hoja del cuaderno". ¿Qué
esconderán nuestros escritores en esa primera página?
PELIGROS EN LA CELDA

Juan Gómez Villa (2º ESO)
ESCRITURA TRANSITORIA
Escribió aquella palabra en la primera
página del cuaderno. La escribió hace tiempo. Le había parecido
más importante de lo normal. Era demasiado importante. Le pareció
vivir una ensoñación. No sabía quién la había dicho. No sabía
cuándo la había escrito. Pero aquellas grafías a lápiz le
inspiraban. De hecho sintió que podía respirarlas, que podían o
que habían entrado en su interior. De repente, vio a montones de
personas llorando, tiradas en el suelo. Luego vio un montón de
injusticias, de tiranía. Y luego hubo un destello. E inmediatamente
después aparecieron en su cabeza esas líneas curvas que
significaban algo en él. Hasta que consiguió leerlas. Ponía:
SONRÍE.
Juan Diego Pérez -
Miranda Mata (3º ESO)
NO HAY CURA
Empezó con una palabra, miedo. Era el
miedo a sufrir, a sentir tan grande dolor. Un dolor insoportable que
no tenía comparación. No sabía cuándo volvería a sentir otra vez
ese dolor que provenía de su debilidad, de su maldición, de su
enfermedad.
No tenía remedio, era una enfermedad
incurable. No era mortal pero eso era lo peor. No podía librarse de
aquel horrible sufrimiento. No, lo volvió a sentir.
Entonces se acabó la tint
Borja Luengo (3º ESO)
UNA HISTORIA QUE
CONTARTE
Estaba en mi cuarto pensando qué
podría hacer para matar el tiempo. Se me ocurrieron una serie de
cosas: jugar al balón, construir lego o empezar a escribir en el
diario que me regaló mi tía antes de fallecer.
En el momento en el que iba a empezar a
escribir, oí un grito. Me sobresalté, ya que mi barrio es muy
tranquilo; bajé al salón y miré entre las cortinas para cotillear
un poco, pero la calle estaba desierta. Cuando fui a cruzar la puerta
del ropero para subir las escaleras volví a oír un grito que
provenía del ropero. Lo abrí y me metí un poco para dentro y la
puerta se cerró detrás de mí. Antes de abrirla noté una corriente
en la pared. Empecé a palpar y noté la corriente. Cogí una
palanca, hice presión y descubrí que era una falsa pared. Quería
ir a decírselo a mi madre, pero me di cuenta de que mi
madre trabaja en un hospital de noche. ¡Estaba solo en esta aventura escalofriante!
madre trabaja en un hospital de noche. ¡Estaba solo en esta aventura escalofriante!
Cogí la linterna que guardamos en el
estante de arriba y cuando alumbré el final de las escaleras, una
fuerte brisa me golpeó en la cara y me cegó por el polvo en
suspensión. Ya harto de tanto rollo paranormal me di la vuelta y me
choqué con un muro. Apunté con la linterna y había desaparecido la
salida. Ante ese estrés se rompió un escalón y rodé escaleras
abajo. Me levanté mareado y antes de dar un paso me desmayé.

Gabriel Quesada Lobo (2º
ESO)
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